2012/12/16

500 y pico palabras sobre la Educación y su propósito, de Alejandro Perera #purposedES

Autor: Alejandro Perera
2º curso del Grado de Educación Primaria
E.U. Magisterio de Donostia
UPV/EHU


El concepto de educación es, qué duda cabe, tan amplio como discutible. Algo que sí me queda muy claro es que la educación es todo lo que influye en nuestro desarrollo como ser humano, y esta concepción abarca infinidad de aspectos. Es por esto que en este artículo he decidido centrarme en el campo de la educación que, aun no siendo el único, es el que más de cerca nos toca como aspirantes a docentes que somos: la educación formal y, más concretamente, aquella que se da en el entorno escolar en el que, supuestamente, vamos a trabajar.

Podría decirse, por una parte, que el objetivo principal de la educación debe ser inculcar en el individuo los conocimientos y valores que le serán útiles para desarrollarse y desenvolverse con una relativa normalidad en la sociedad que le ha tocado vivir, teniendo en cuenta tanto el momento histórico como cultural e incluso geográfico.

Sería esta una definición bastante básica de la educación y, desde luego, se podría tildar de un visión totalmente conformista, ya que es esta una de las mayores críticas que ha venido recibiendo, desde siempre, la escuela; preparar la generación del mañana para que, simplemente, se inserte en la sociedad, aceptando esta tal como es, con sus virtudes y sus errores, y limitándose a ser un elemento más de la misma. Un elemento pasivo, nunca distorsionador.

Todos hemos oído alguna vez, en muchos casos en boca de nuestros propios padres, que el trabajo de un niño, así como el de un adulto es acudir cada día a su puesto de trabajo con el fin de obtener un salario que sirva de sustento familiar, es ir a la escuela y esforzarse en el estudio. Este símil, tantas veces repetido, no es más que uno de los múltiples ejemplos que asocian el periodo escolar con la preparación para adaptarnos a lo que en un futuro nos espera si, como de antemano se supone, superamos con éxito dicha etapa.

Estoy de acuerdo, en general, con la idea de que la educación, desde sus comienzos en una edad temprana, debe de enseñarnos el camino adecuado para convivir con las demás personas que pueblan nuestro mundo, empezando por nuestro entorno más próximo. La educación debe servir para darnos a conocer aquello que nos rodea, las normas por las cuales se rige la sociedad que nos acoge y en lo cual, de una manera u otra, se desarrollará nuestra vida. No quiero decir con esto, ni mucho menos, que la escuela tenga que ser una institución, como en gran medida lo es hoy, que no cumpla otra función que la de preparar a sus alumnos para perpetuar la sociedad tal y como hoy la conocemos, lo cual, por otra parte, se ha demostrado imposible. No quiero decir, tampoco, que la educación deba servir para inculcar en las generaciones venideras el hecho de aceptar lo que nos viene dado o de ver el estado de las cosas como algo que, simplemente, está ahí porque siempre ha sido así, lo cual no es cierto, y así tiene que ser.

La educación debería valer para crear individuos con un pensamiento propio, con una autentica capacidad crítica y con unos valores que, aunque a la vista está que no es así, se le presuponen inherentes al ser humano. Todo esto, por supuesto, por encima de los diferentes intereses (políticos, de clase,…) que son los que hoy en día guían la institución escolar. Pero, por otro lado, esto no debe de ser óbice para que este mismo individuo deba conocer la sociedad que le rodea que, al fin y al cabo, es en la que le ha tocado desarrollar su vida, aunque, insisto, esto no significa que tenga que aceptarla porque sí.

No debemos crear autómatas que, simplemente, se limiten a absorber los conocimientos que se les transmiten con el fin de reproducir determinadas conductas. Pero tampoco creo que debamos educar en la abstracción, sin tener en cuenta, u obviándolo sin más, aquello que nos rodea e incluso, o sobre todo, aquello que no nos gusta o nos parece inapropiado. Es esto último, a mi modo de ver, de lo que han pecado frecuentemente diversos métodos educativos que han querido crear una alternativa real a los modelos vigentes en un momento histórico concreto.

Como podemos ver el tema da para muchísimo más. Espero que entre todos consigamos arrojar un poco de luz sobre el asunto y que estas 500 y pico palabras puedan valer, al menos, para hacernos reflexionar sobre ciertos aspectos.

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